jueves, julio 06, 2006

Entre repollos y pandavas


Hay veces en que “el xat de la amistá” se pone filosófico. Esta vez incentivábamos a uno de los integrantes a un cambio radical…a una vuelta de página. Es así como surgió de la memoria de uno de ellos una clase de la cátedra de Ciencias de la Comunicación. Mencionaban un extracto del libro “El árbol del conocimiento” de Maturana y Varela. Allí hay una historia sobre una isla donde sus habitantes anhelaban intensamente ir a otro lugar y fundar un mundo digno. El problema, era que no sabían nadar. El asunto es que uno de sus habitantes desea aprender, aunque para ello necesita llevar consigo su tonelada de repollo. A pesar que su maestro le insiste que no es necesario, pues esa comida estaba en otros lados, el estudiante no tenía la seguridad de esa afirmación.
-“Entonces no puedo aprender. Tú lo llamas carga. Yo lo llamo mi nutrición esencial”….mmm...voy a llevar mis repollos donde alguien que entienda mis necesidades”.
La idea que el autor nos grafica mediante repollos son las ideas adquiridas, presuposiciones y certidumbres. Es así como recordé algo un poco más místico y de bella lectura. Me refiero al Bhagavad Gita, un poema filosófico que habla sobre la batalla entre Pandavas y Kuravas, el primero liderado por Aryuna, quien era discípulo de Krishna. Cuento corto, Aryuna se pregunta cómo es posible luchar contra personas a las cuales conocía tan cercanamente. Es aquí donde la historia se coloca más interesante que los “repollos místicos”, ya que los Kuravas simbolizan el yo inferior, los elementos pasionales y tenebrosos del individuo, el aspecto material de nuestro ser, con sus vicios, y malas tendencias. Los Pandavas, en cambio, simbolizan el Yo Superior, los elementos armónicos y puramente espirituales del individuo, con sus tendencias y aspiraciones más nobles y elevadas….o sea, el texto nos da cuenta sobre lo difícil que es luchar contra nuestras imperfecciones, con esas que día a día alimentamos y que ya creemos forman parte de nuestra vida.
Como dicen por ahí, “más vale ser el último de los Pandavas que el primero de los Kuravas….”

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