
Una buena celebración del día del trabajo tuvo este "Pelotón", pues a la jornada del típico asado a orilla del mar, se sumó un juego de paintball. Para los inexpertos la oscuridad de la noche no nos favoreció, sin embargo, todos disfrutamos y tuvimos la adrenalina a mil.
Las sensaciones son diversas, pues en primera instancia la cosa es parapetarse y disparar de manera lúdica. Sin embargo, todo cambia cuando las primeras municiones de pintura te dan en el cuerpo...el dolor no es para nada menor. En mi caso una en la garganta y otra en la espalda. El dolor es fuerte (y feo el posterior moretón) y es ahí cuando los juegos posteriores cambian, pues uno siente los proyectiles pasar cerca o rebotar a un costado y la idea es tratar verdaderamente de protegerse para evitar lastimarse. También se empieza a hacer un mejor uso de las balas y el aire comprimido, pues hay quienes disparan a diestra y siniestra.
Es entretenido, pues es una forma real de jugar en equipo y seguir las instrucciones de un líder...Buena práctica para quienes quieran hacerlo en Antofagasta. De alguna forma y guardando las proporciones, nos hace sentir la angustia y coraje de quienes combaten.